2 sonetos
Dos sonetos escritos por el trovero José Castillo, en el año 1951, dos años antes de su regreso a La Unión (1953), después de cuarenta y tres años de ausencia de estas tierras. El primero se lo dedicó al recuerdo de su esposa, cuyos restos descansaban en esta ciudad. El segundo lo escribió para Antonio Pagán Ros (aficionado unionense), en respuesta a una carta que le había enviado con una foto del desaparecido José María Marín.
SONETO I
Hace cuarenta y tres años cumplidos
que abandoné La Unión de Cartagena;
ingrata a veces, sí, mas siempre buena…
Ciudad de mis recuerdos más queridos.
Dulces acentos, mágicos sonidos
de canción que entonó mi nazarena…
¡Oh, canción inmortal, todavía suena
como el arpa de Euterpe en mis oídos!
No tuvo el ruiseñor en la enramada
tan armonioso y delicado acento
como en tus lares escuché a mi amada…
Tú tienes que ocupar mi pensamiento
mientras reposen en tu camposanto
cenizas de mujer que yo amé tanto.
SONETO II
Antonio Pagán Ros, mi caro amigo:
te agradezco el retrato que me envías
del repentista que en felices días
rimando coplas contendió conmigo.
Celoso de su fama era enemigo
del que intentó emular sus poesías…
Sí, pero, al terminar nuestras porfías,
que era todo bondad soy fiel testigo.
Descanse en paz quien supo a sus antojos
vencer lo relativo y lo absoluto
y al más altivo lo postró de hinojos.
Que al rendir a la muerte su tributo
y tragarse la tumba sus despojos
la musa hispana se vistió de luto.